Patrimonio de la Humanidad
La Unesco es una organización de la ONU, fundada en 1945 con el objetivo de contribuir a la paz en el mundo mediante la educación, la ciencia y la cultura. Entre otras actividades procura salvaguardar el patrimonio cultural mediante la otorgación del título “Patrimonio Mundial” (más conocido como Patrimonio de la Humanidad).
En Jaén conocemos la extraordinaria repercusión que supone la concesión de este título tras 15 años desde que se otorgó a las ciudades de Úbeda y Baeza, convirtiéndose esta combinación en uno de los principales iconos del turismo de interior de nuestro país. Nadie duda de la repercusión de este nombramiento en la economía, el empleo y, sobre todo, en el orgullo de sus gentes.
Para que la Unesco conceda el título de Patrimonio de la Humanidad a una candidatura esta ha de caracterizarse por su excepcionalidad y por ser referente en los valores universales que inspiran esta organización de la paz.
Recientemente la provincia de Jaén ha promovido una candidatura denominada “Paisajes del Olivar de Andalucía, la historia milenaria de un mar de olivos”. Resulta sorprendente cómo esta propuesta encaja en esos valores universales que promueve la Unesco, además de ser absolutamente exclusiva en todo el planeta. La probabilidad de alcanzar la inscripción en la Lista de Patrimonio es muy elevada. Han sido declarados los cafetales de Colombia, los viñedos de Borgoña, o la comarca de Champagne. El olivo es el árbol de la paz, nos lo encontramos en el escudo de la ONU, y en el de 45 países, entre ellos Palestina o Israel. El paisaje del olivar no es tanto una foto desde un mirador, como una historia milenaria contada desde los fenicios, desarrollada entre la Sierra de Segura y la de Cádiz, con referencias culturales que han permitido la vida en los pueblos de Andalucía. En esa historia se ha ido incorporando la industrialización y la mejora de la productividad, sin menoscabar su valor.
Este paisaje del olivar no consiste en una carga que grava la propiedad de las fincas rústicas. La propuesta va más allá de un bosque domesticado, pues se refiere a la conjunción de personas y campo en las que se ha creado un modo de vida sostenible en torno al olivar entendido este como un elemento evolutivo a lo largo de la historia. Toda esta riqueza bio cultural evoluciona y en el futuro, la catalogación como “Patrimonio de la Humanidad” es perfectamente compatible con la evolución de ese modo de vida incardinado a la sostenibilidad.
Son catorce las comarcas propuestas en esta candidatura, de las provincias de Jaén, Granada, Málaga, Córdoba y Cádiz. Todas ellas han apoyado esta iniciativa hasta última hora, en la que la campiña de la provincia de Jaén se ha desmarcado por unos temores probablemente infundados.
Estamos ante una oportunidad de desarrollo única en la historia y que perdemos, como otras tantas cosas, por desavenencias o lo que es peor por intereses políticos. Merece la pena retomar esta candidatura y que se promueva de nuevo, al menos, con las trece comarcas que la apoyan. Es de bien nacidos ser agradecidos con nuestro olivar.