Patio de luces

    21 jun 2021 / 14:06 H.
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    Dice mi vecino que las palomas se cagan en la paz. Está en el patio de luces de un edificio alto, con la manguera, anunciándoles eso a las palomas que le sobrevuelan y se le cagan sobre lo regado. Mira hacia arriba y se lo repite dos y tres veces: “os cagáis en la paz, que lo sepáis. ¡En la paz!”. También dice que se le está pegando la comida; esto se lo dice a su mujer o a su hijo o a su hermano o a su amigo, no sé, hasta mi ventana no llega la respuesta de su interlocutor o interlocutora y mi conocimiento sobre su persona alcanza hasta ahí, porque se trata de un vecino accidental, por una noche. Le pide que le haga el favor de bajarle el fuego, porque él está con las palomas, limpiando la caca de las palomas. Y después, al paso de veinte o treinta segundos, a la voz que no llega a mi mirador le indica que sí, que se lo ponga al tres o mejor al dos, y que ya que se encuentra trasteando en la cocina haga el favor de darle una vuelta al puchero. Luego, de seguido, les vuelve a corear a las palomas que se cagan en la paz, “¡que los sepáis, en la paz!”. Y todo esto en un tono afable, sin asomo alguno de berrinche, para que el resto de vecinos no dudemos de que la paz reside en el triste patio de luces de un edificio alto y en la maravillosa candidez de algunos seres humanos. Gracias.

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