Pabellón de corruptos

Cuando una persona entra en prisión por primera vez no es consciente todavía de que ingresa a un nuevo universo, una diminuta estancia en donde el tiempo pasa demasiado lento y el mundo de afuera desaparece. Eso es lo primero que habrán notado en sus carnes Koldo y Ábalos en apenas dos noches que llevan durmiendo en el Centro Penitenciario de Soto del Real. Con el paso de los días se cruzarán en sus paseos por el patio con internos que esperan juicio o que ya están cumpliendo condena, en lo que será como mirarse al espejo de lo que les espera. Los dos componentes del trío que forman con Cerdán, harán nuevos amigos en el módulo que en esa cárcel prepararon para reclusos políticos roídos por la usura y la corrupción, con estos tres son ya ochenta presos de distintos partidos los que han pasado por aquí. El daño casi irreparable que causan estos corruptos a la democracia es mayúsculo y se hace más grave cuando el traidor pertenece a un partido de izquierda, y aunque en el ranking de Soto del Real la derecha tiene mayoría, la corrupción venga de donde venga siempre es la misma. El desencanto es enorme, el futuro negro y la anti-política se frota las manos.