Olímpicamente

    09 ago 2021 / 16:22 H.
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    Clausurada la cita de Japón, habrá que seguir pasando: lo nuestro, ya se sabe, es el pesar, el romancero negro de Lorca. Sí: qué pena lo del fútbol, solo medallita de plata flotando entre las tetas, fíjate. Y por si fuera poco, encima, mesié Messi despidiéndose de la Masía, la Liga aún sin empezar y nuestro Real Jaén, ay, confinado en los sótanos de las categorías comarcales, falto de circulante, carne centenaria de Vejeto, con el césped de su campo hecho una huerta sin cultivar, con la de buenos hortelanos del tomate que hay por estos pagos así que llega el estío, sus frutos y frutas, su cansancio acerado por los suelos.

    Algo decepcionante, sí, nuestro fútbol olímpico, lo de nuestros dos centrales y Unai Simón, el mismo trío titular de la defensa del Europeo, poco engrasados todavía sus ronditos para sacar el balón jugado del área propia. Rara vez se logró con rapidez: siempre lentorros, a paso de pachanga, corriendo muchos riesgos, en ámbar los semáforos, como la elástica del portero, quien tendrá de cara a Qatar que mejorar su izquierda, un poco leña aún, porque chupar tanta bola exige saberla tocar con ambos pies. O si no, atender la consigna de Antonio Romero, Antoñete, jugador de la Olímpica Jiennense, míster ocasional del Erre Jota cuando faltaban dineros y plantilla: «Mientras el balón está en el aire no lo tiene el contrario». Sí: hay que jugarse el balón tirando hacia adelante: ser solo sus propietarios nunca asegura ganar los partidos.

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