No hay sitio en la posada

    25 dic 2025 / 10:10 H.
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    José y María en Belén no encontraron sitio en la posada; poco hemos progresado en veinte siglos, hoy, tantos migrantes no encuentran donde alojarse; también los pastores dormían al raso cuidando al ganado, es el privilegio de los pobres en estos días de frío, una constante que los acomodados no queremos admitir; la brecha que divide al mundo y así nos va, sin entender nada, ¡estamos tan lejos! Dios quiso encarnarse en los más sencillos, no desdeñó penalidades: ni el principio en el pesebre, ni el final en la Cruz, porque su misión era salvadora. El Rey del Mundo vino a los suyos, ¿cómo lo íbamos a recibir si lo celebramos con lujos, dispendios y derroches que nos hacen perder la perspectiva y distraernos de lo principal? El nacimiento del Niño debería sumergirnos en el misterio insondable del Dios infinito y eterno, que toma lo ínfimo de nuestra naturaleza para restaurarla y elevarla a su categoría; es difícil de entender desde nuestra orgullosa autosuficiencia; aprendamos, al menos, que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre y que aún siguen las posadas cerradas; pongámonos en camino hacia el portal con los que duermen al raso, solo así entenderemos la verdadera Navidad.

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