Muera la inteligencia
Antes de que las redes sociales y los noticiarios digitales se hicieran los dueños de la información, ya existía el periódico impreso. Rotativos nacionales, regionales y locales donde la palabra escrita por profesionales de la Facultad de Ciencias de la Información exponen sus artículos, opiniones y noticias amparados por la libertad de expresión, y obligados también a la autenticidad de lo publicado. La vorágine desenfrenada en que se ha convertido el mundo de la información, la velocidad a la que suceden las cosas y el florecimiento de la estupidez han dado paso a nuevas formas de periodismo. Los bulos y las mentiras descaradas invaden las redes sin lugar a rectificaciones y la impunidad con que se ejercen la provocación, el enfrentamiento y el odio a través de todos los medios no encuentran límite ni obedecen leyes. Con mucho poco de esto, cualquier iluminado y acompañantes se pueden presentar sin invitación a tu universidad a liarla parda con sus banderas anticonstitucionales y sus provocadoras consignas, y después salirse de rositas a seguir jodiendo campus. La permisividad exagerada de las autoridades ante ciertos actos manifiestamente antidemocráticos, provoca pena.