Miedo

    14 may 2020 / 16:21 H.
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    En pleno confinamiento llega una cita del Hospital. Así que aquel hombre torció el gesto, pasó por la ducha, se cambió de muda, agarró la camisa recién planchada y se calzó los zapatos nuevos. Echó a andar para el Hospital. Da un pavoroso escalofrío transitar solo por unas calles completamente vacías y en sepulcral silencio. Se escucha a ráfagas el rumor de las ramas de los árboles abatidos por el viento y los papeles arremolinados en las esquinas. Han dicho que le sacan un ojo a los perros y en su lugar implantan una cámara. El perro corre, va y viene. Vuelve, ladra y salta. Y así el dueño tiene una visión clara y actual del entorno. La gente tiene miedo. Quiénes lo vieron llegar dicen que desde Urgencias lo llevaron a la Unidad de Aislamiento. Al entierro vinieron los hijos y apareció un sacerdote. Soy el padre C..., amigo de ... ¿os importa que os acompañe? Pidió. No, padre, por favor, quédese. De vuelta casa comentan el hecho. Las mujeres demudan el rostro y palidecen. Abren los ojos como platos. ¡El padre C... falleció hace más de cinco años! Van juntos al camposanto. Encuentran la tumba del padre y la foto del muerto es la viva cara del cura que fue al entierro

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