Mentiras endémicas
Moreno Bonilla dice estar volcado con la capital jiennense porque el tranvía de Jaén está en pruebas, pero lo que no dice es que funcionará en marzo del 2026 (tres meses antes de las elecciones andaluzas). Casi siete años del Gobierno andaluz y el tranvía que se ejecutó en 22 meses, continúa sin entrar en servicio y eso que la Junta lo mete falazmente como una iniciativa que ha llevado a cabo. Después de catorce años, las vías abandonadas, tras una inversión pública de ciento veinte millones, vuelven a lucir las galas de un sistema tranviario que sigue estando en punto muerto y sirviendo de aparcamiento a cientos de vehículos que afean la arteria principal de una ciudad que, eureka, ha descubierto que esta primera línea, según Moreno Bonilla, se sumará al orgullo de inaugurar la segunda línea de un proyecto que algún día, más pronto que tarde, según Moreno Bonilla, verá ejecutada su puesta en marcha.
Finalizada la primera línea en un tiempo récord (2011), quién podía imaginar que esta demora iba a estar provocada por el absurdo de una situación de la que algunos tendrán que aprender que los impuestos recaudados a los ciudadanos deben servir única y exclusivamente al interés común y al bienestar general. Malgastar impuestos por discrepancias partidistas no es razón plausible para torpedear durante años una puesta en funcionamiento inaplazable. Tal desidia debería estar penalizada con ciento veinte años de cárcel por cada uno de los euros invertidos en los cuatro kilómetros y medio de trazado existente entre talleres y cocheras hasta la última de las diez paradas de las que consta un recorrido, a lo que hay que sumar los 21 kilómetros de cableado que se ha ido deteriorando ante la inacción reiterada de quienes no vieron la oportunidad de ponerlo en marcha. La próxima obra de calado que acometa la ciudad, espero que se realice previo referéndum popular, que será el que determine si se lleva a cabo el proyecto, nadie mejor que los jiennenses para dar el visto bueno a su ejecución. Los políticos acatarán la voluntad popular y decidirán lo que haya dictaminado la mayoría de los jiennenses que habrán apostado por la idea de que hay que utilizar un medio de locomoción ecológico y popular y cuyo modelo de funcionamiento sea puntual y económico. Favorecer el bienestar de la ciudadanía depende de la sintonía entre las distintas administraciones que están para prestar a los ciudadanos unos servicios públicos que funcionen con normalidad. La dejadez inhabilitante de los responsables ha provocado que proyectos como el tranvía no hicieran avanzar a la capital por el camino de la modernidad, y los cinco kilómetros de vía mantengan aún agraviada a la ciudad “sine die”. Existen razones para pensar que los ciudadanos deben estar enfadados y con motivos más que justificados para protestar ante el derroche de cosas mal hechas que no son sino injusticias sociales, especialmente las relacionadas con un tranvía llamado deseo poco práctico porque todavía no se ha puesto en marcha por la habitual estrategia de la Junta de elegir si lo ponemos en marcha o reducimos al máximo las opciones de verlo en funcionamiento. El progreso pasa, señor Moreno Bonilla, por la confianza del ciudadano en las promesas que se cumplen que, le guste o no, son las que a la postre, contrarrestan el mal endémico de una clase política desgastada por las mentiras. ¡Por favor, tranvía, en Navidad...!