Maleficio

    21 abr 2022 / 16:00 H.
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    El pasado y los anteriores fueron años malos, malos. Como no se guarda memoria. La tierra se fue agrietando. De los surcos sube un hedor insoportable. En la noche se escuchan tristes lamentos de súcubos, que moran en las entrañas del infierno. Las bestias de carga y los animales de compañía padecieron hambruna, y han fallecido. La sementera se echó con abono y en época propicia; pero nada brota en la maldita tierra, antaño feraz y ubérrima. No verdean las lindes del campo: hasta la mala hierba, que nace sola y crece sin ayuda, faltó a la cita. No nacen terneros; no hay paridero de yeguas, de ovejas, de perros ni de cabras. Una nube negra como el tizón se ha instalado arriba. La luz baja en débiles hebras que se desvanecen al tocar el suelo. Pasan nubes preñadas de agua, pero no permite Dios o el diablo que caiga gota alguna. Hemos jurado no catar carne ni tocar hembra, hasta que cese el maleficio. Olvidamos qué es vivir. Pero un niño gritó ¡vivamos! Y entonces surgió el rumor del agua, el ruiseñor se posó en la zarza e inició su canto. La nube goteó sobre el desierto y el agua caída preñó la tierra. Y entonces salió el sol. Y los diablos y las supersticiones abandonaron las calles.’

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