Los muertos

    09 may 2022 / 16:00 H.
    Ver comentarios

    En algún momento, los muertos que no lloramos porque pertenecen a otro bando o porque no los sentimos propios, coincidirán con nuestros muertos, a los que, a su vez, otros no lloran porque pertenecen al bando contrario o porque no los sienten suyos. Y es fácil que entonces, en esa estrecha línea que separa la vida de la nada, de la nada más absoluta, algo: un Dios o una exigua ráfaga de aire empleada en el noble arte de levantar ampollas o en significar la estupidez que nos gobierna a los seres humanos, permita que unos y otros se tomen por los hombros y lloren por nosotros, por todos nosotros, sin excepción. Lo malo es que todavía no somos capaces de captar esa radiofrecuencia. Por alguna razón que se me escapa, el dial no nos alcanza y, en lugar de ocuparnos en seguir explorando el conocimiento emocional de nuestra especie, nos afanamos en averiguar si hay agua en Marte; imagino que por si —de nuevo en algún momento— nos vemos obligados a migrar allí, o por hacernos con los tesoros de ese planeta antes que nuestros adversarios y lograr, de esa manera, fortalecer la posición de nuestra camada. Pero reconozco que lo que verdaderamente me provoca mucha curiosidad es saber quiénes se encargan de establecer esas divisiones y, sobre todo, cómo demonios consiguen la fidelidad férrea de los adeptos. ¿Regalan cerveza o qué?

    Articulistas