Lección de Química

    04 feb 2024 / 10:06 H.
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    Bajo el olor de las sustancias que en los laboratorios abre conciencia de la naturaleza experimental de la vida, uno de los primeros hallazgos de la chavalería que transita por la secundaria es la diferencia con que los líquidos se volatilizan, bien a través de la ebullición o, de manera más lenta y sutil, evaporándose. España es un territorio cargado de ebulliciones. Sin ir más lejos, el chantaje con que los de Junts quieren limpiar su expediente a costa de la tan traída amnistía, exprimiendo la gobernabilidad del país con exigencias que nada tienen que ver con la mejora de vida de la ciudadanía catalana, así como, por otro lado, la presunta catalogación de terrorismo años después de unos hechos penalmente reprochables, sí, pero cuyas consecuencias no parecen comparables a las que nuestro país ha sufrido en su historia reciente, dan brío a ebulliciones que llevan demasiado tiempo copando portadas de diarios y doctorando a más de un charlatán televisivo. Sin embargo, un bien imprescindible para vivir como el agua se ha ido evaporando del país catalán hasta dejar la tierra literalmente seca, metáfora de lo que, entre todos, hemos convertido el ejercicio de la política y sus cocciones interesadas.

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