La vida mansa. Manuel Muñoz

    11 abr 2022 / 17:09 H.
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    Manuel Muñoz se jubiló hace nueve años, con sesenta y cinco. Y a las pocas semanas de aquello, acudió al ayuntamiento y pidió ver a Pascual González Morcillo, alcalde de Santiago-Pontones. Cuenta el regidor que nada más sentarse en la silla le confesó que acudía para solicitarle un favor, y que eso lo sorprendió mucho, porque era la primera vez que Manuel le demandaba algo: quería continuar con su trabajo, seguir encargándose de los jardines del municipio. Pascual, después de pensarlo y consultarlo, le requirió que, al menos, nunca se le ocurriera llevar a cabo ninguna tarea que entrañase peligro, porque le podía buscar una ruina. Desde entonces, mañana, tarde y noche, llueva o escampe, Manuel no cesa en su empeño de convertir los espacios verdes de Santiago en uno de sus grandes atractivos.

    Lo que quizá no sospeche Manuel es que con su labor no solo consigue crear belleza: ver su empeño por la comunidad, el esmero y el mimo que le dedica a cada planta, a cada flor, a cada una de las piezas con las que ornamenta los jardines, al resto nos sirve para reconciliarnos con el ser humano y a mantener cierta esperanza de que otro mundo, uno más hermoso —casi tanto como los jardines de Manuel— todavía es posible. Gracias por tanto, Manuel.

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