La mentira como arma política

En plena festividad de un Cristo que murió por nosotros habría que recordar a los políticos que ellos también deben trabajar e inmolarse si fuere preciso por los demás; es su cometido. Pues estamos hartos de que se acusen mutuamente de mentir. Al líder de los populares se lo reprochan hasta los periodistas, al igual que al líder de los socialistas se lo reprochan otros. Han hecho de la mentira una manera de comunicarse, de distorsionar la realidad y de manipular a los ciudadanos. Sin embargo, se olvidan de que la mentira siempre deja rastro. La confianza se erosiona, las relaciones se deterioran y la propia persona que miente puede verse atrapada en ese engaño. El uso de la mentira como estrategia política plantea serios desafíos para la democracia y para el proceso político en general, ya que socava la confianza en las instituciones y dificulta la toma de decisiones. La sociedad y los medios de comunicación juegan un papel crucial en detectar y exponer estas prácticas, promoviendo la transparencia y la rendición de cuentas en la esfera política. Los políticos se sentirán así juzgados por una prensa independiente y veraz.