La fe, la belleza y el cuerpo

    17 feb 2024 / 09:56 H.
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    Tres conceptos difíciles de conjugar a tenor de la disputa y el revuelo que se ha organizado con el cartel de Semana Santa de la capital hispalense. El autor Salustiano García ha pretendido exponer un Cristo joven y bello, sensual, lo que ha encendido y provocado largas controversias. Resolverlas exige algunas preguntas. ¿Qué aspecto debió tener Cristo? ¿Era bajo de estatura, moreno atezado y un tanto greñas? ¿O era un buen mozo, de cabello negro o castaño, guapetón, con barbita recortada y mirada de penetrantes ojos negros o marrones? ¿Era sensual y de buenas y agradables maneras o más bien tosco y algo primario? Nadie lo supo jamás. Por eso se ha representado su cuerpo de todas maneras y formas a lo largo de la historia. Y sobre todo, ¿cómo se representa un cuerpo de un resucitado y más si es divino? Ni se sabe ni se sabrá, por ahora. ¿Por qué tachar de irreverente esta representación sevillana? Los cuerpos desnudos no deben dar pavor a la sociedad actual en la que vivimos, pero sí al ojo con que los miramos. Contemplar con naturalidad la belleza del cuerpo humano y su sensualidad representada no es mala cosa.

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