La esperanza es verde

    07 nov 2025 / 08:34 H.
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    En un almuerzo con amigos, comenzaron a describir con tanta precisión quirúrgica las patologías de esta sociedad que llegó un momento en que mi mente se congestionó con una acelerada masa de seres humanos chocando unos contra otros, impelidos por una orgía de frivolidad, avaricia y brutalidad. Al describirles mi estado de ánimo, uno de ellos confesó sentirse siempre así ante la atroz realidad. Yo le respondí que dejarse llevar por el pesimismo es adictivo. Como hijos de toxicómanos, ya desde el nacimiento arrastramos epigenéticamente la crueldad y la iniquidad de nuestros ancestros. Sin embargo, también tenemos a nuestra disposición los colores que fueron creando. Hasta hace seiscientos años no podíamos disfrutar de la belleza y complejidad del piano, y hasta hace cincuenta años, de una computadora. Hoy ya no se acepta un chiste machistas o racista. Y el odio es como la fiebre; una forma en que la enfermedad da la cara. Me tacharon de optimista. Pero yo les dije que no. Que yo no creo que todo vaya a ir bien, solo tengo esperanza. Espero como un signo de resistencia espiritual. Para ver crecer la semilla. Como expresión de fraternidad; de abrir los ojos para dejar entrar el futuro.

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