La cara de la gente

    20 dic 2019 / 09:23 H.
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    Así que aquí estamos. En medio de la niebla, viéndonos unos a otros ir y venir por la calle. Gente que apenas repara en que se cruza con otra gente que, a su vez y solo unos metros más abajo, se encontrará con otra gente. Gente sin rostro. Gente que es, que está, que pasa. Otro día más, sintiendo que la intemperie cala hasta el corazón. Caminamos junto a. Hombro con hombro. Adelantamos, nos retrasamos. A veces nos detenemos frente a. Notamos su dolor. Captamos el reflejo de las lágrimas fugaces, que golpean el suelo siguiendo los parámetros de una gravedad violenta e inverosímil. Tal vez por eso no miramos a la cara. Porque no es una persona lo que encontraríamos. Es tristeza, decepción. Mejor mirar al suelo, mejor no ver. Mejor la percepción distante, azul y fantasmal de los demás. Así que aquí estamos. En medio de un mundo que se está yendo a la mierda y, aun así, seguimos dejándolo en manos de gente que ni siquiera tiene la decencia de quitarse la careta de demonio. Esos que ni siquiera quieren evitar los errores de quienes los precedieron, esos a quienes ellos mismos llamaron demonios una vez, antes. Y precisamente por eso, creo, hay que esforzarse en mirar a la cara de la gente.

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