Juego de espejos

    02 mar 2024 / 09:59 H.
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    La política es un juego de espejos; cada elección autonómica es un espejo que refleja una realidad siempre interesada, según la tendencia política que la mire. Las elecciones gallegas están dando mucho de sí a este respecto, como en su día dieron las andaluzas y posteriormente las valencianas. Las gallegas se han visto como la tumba de Feijóo o como su apoteosis político; salió bien librado y ahora todo el mundo se apunta al traslado de ese triunfo a la escala nacional. Pero se equivocan. El PP gallego no necesita de Vox porque ese partido ha sabido implantar y mantener el caciquismo como base de gobierno. Una tierra pobre que vive del narcotráfico mal le iría si se persiguiesen a los capos; pero ahí está Feijóo bendiciéndolos a pecho descubierto; o Baltar, padre e hijo; uno que corre con sus coches de alta gama a pesar de los radares a toda velocidad a costa del erario público, y otro, que considera que la Diputación orensana es de su patrimonio heredable por su hijo. Con caciques así, ¿para que se quiere a la ultraderecha? Las elecciones gallegas son de los gallegos y para los gallegos y bien que se cuidó Feijóo de esconder hasta las siglas de su partido, no sea que se le desmandaran los votos.

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