Jaén no brilla, ¡deslumbra!

24 jul 2021 / 15:49 H.
Ver comentarios

Esta semana, en plena ola de calor, se ha batido el récord del precio de la electricidad en el mercado de mayoristas llegando a los 110 euros el megavatio hora. El consumidor pagará el recibo de luz un 36% más caro que el del pasado julio, y eso que ha bajado el IVA del 21 al 10% hasta diciembre. Los precios se adaptan a la demanda, pero, al igual que el del combustible, suben como un cohete y bajan como una pluma. Curiosamente en meses como octubre, sin calefacción, ni aire acondicionado y con las almazaras aún en reposo, el consumo es mucho menor, y el precio para los mayoristas es prácticamente cero pues deben dar salida a las renovables. Sin embargo, apenas lo notamos en la factura de electricidad. El actual diseño del mercado energético responde a directrices europeas. Este sistema denominado marginalista no permite aprovechar los menores costes de generación de electricidad con las energías más baratas, sino que el precio de mercado lo fija la tecnología más cara. De nada sirve apostar por sistemas más económicos, en concreto el procedente de centrales ya amortizadas, como hidroeléctricas o nucleares, o más limpias como las renovables, si al final una punta de consumo por encima de la producción esperada eleva el precio de todas ellas. Este sistema requiere de una revisión importante, cuestión que no será fácil. Provisionalmente se baja el IVA del 21% al 10% que aliviará al consumidor final, pero solo en parte, porque para las empresas el IVA es neutral y seguirán repercutiendo la subida de la energía en el precio de sus productos. Incluso, mucho me temo que alguna tarifa oportunista incremente sus márgenes aprovechando el precio final IVA incluido. El sistema marginalista tiene sentido en la medida en que se fomente la inversión en energías renovables, pero a corto plazo, el efecto de contaminar menos lo está pagando el consumidor final con precios más altos.

No podemos olvidar que todas las políticas deben orientarse a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En concreto el ODS12 dice “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”. Para ello debemos fomentar sistemas como el autoabastecimiento de energía. Según el indicador 89 del Plan Estratégico de Jaén, en nuestra provincia podemos presumir por tener un grado de autoabastecimiento por encima de la media de Andalucía y de España. Con un 27,50% frente al 18,40% nacional, pero aún lejos de la Unión Europea que se fija en el 43,9%. La provincia de Jaén, más que brillar, deslumbra, pues es la que más consumo final tiene de energías renovables con 241,2 ktp en 2019, frente a los 151 de Málaga o los 51,5 de Almería. Debemos aprovechar la gran oportunidad que suponen dos de las fuentes de energía que más han sobrado en nuestra tierra, la solar y la biomasa. A mi abuela no le faltaba la leña para el invierno, calentaba al sol los barreños metálicos de agua para bañar a los niños, y en verano, agua en botijo. Y estaban tan tranquilos sin mirar la cotización del megavatio en una economía sostenible y circular. El progreso desmedido amenaza el clima y nos lleva a desarrollar lo ya inventado, molinos de viento, calderas de biomasa, y placas fotovoltaicas. Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía nuclear: la voluntad, y en ella está dar un paso hacia el autoabastecimiento.

Articulistas