Jaén en el año 21 del siglo XXI

02 ene 2021 / 19:44 H.
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Cuando leo que el Foro Económico Mundial ha concluido que las consecuencias de la crisis de la covid-19 pueden agravar las desigualdades existentes, pienso en Jaén. Cuando escucho que esta crisis está acelerando el uso de la automatización (digitalización, inteligencia artificial, robótica), el teletrabajo, y que todo ello va a afectar a la ocupación y al empleo, a los ingresos salariales y a las formas de trabajo, pienso en Jaén. Cuando adviertes que los trabajadores que hacen las labores menos complejas van a padecer en mayor medida los importantes cambios en el mercado laboral de este siglo, pienso en Jaén. La Organización Mundial del Trabajo prevé la pérdida de 13 millones de empleos en los próximos veinte años, lo que provocará ajustes en horarios de trabajo, reducciones salariales e incremento del poder económico de las grandes compañías en detrimento de los Estados. Si con un poder público bien nutrido y distribuido a nivel territorial con el objetivo de evitar desigualdades, estamos como estamos y la desigualdad territorial se ha incrementado, me pregunto qué pasará con Jaén en un futuro con restricciones públicas y un planeta en manos de compañías privadas. A diferencia de las guerras del pasado que enfrentaban a los pueblos por religiones, reyes, o ideologías, las tensiones en este siglo enfrentarán Asia y Occidente con el único objetivo de la hegemonía de sus compañías privadas. Lo cierto es que gracias al capitalismo millones de personas han salido de la pobreza, pero esto no quiere decir que el sistema no tenga defectos, que deja a muchas personas y territorios atrás, y que necesita instrumentos correctores. Cuando hablamos de desigualdad debemos decir que no es sólo riqueza o patrimonio neto, sino que es un concepto más amplio que abarca sanidad, servicios públicos, acceso a la educación o expectativas de vida. En España la tasa de desigualdad es superior a la media europea, provocada principalmente por tener el doble de tasa de paro, que a su vez es la mitad que la que tenemos en la provincia de Jaén. La actuación del sector público es vital. Sólo en estos meses de pandemia, el porcentaje de personas sin ingresos ha pasado del 26 al 13,21% gracias a la actuación del sector público. El problema es la limitación de recursos públicos que amenaza con un déficit descontrolado, principalmente en los más endeudados, como es nuestro caso, con lo que las expectativas de desigualdad se mantienen en la era postcovid. Esperamos con ilusión la convergencia en 2021, pero de momento copamos el farolillo rojo en el amplio espectro de todas las economías de los países de la OCDE. La provincia de Jaén, sedienta de apoyo público que frene la desigualdad, entra en este año con la mayor despoblación de Andalucía, con la mayor tasa de paro de España, con
un sector oleícola en pérdidas estructurales, con inversiones prometidas en el baúl de los recuerdos, con los, recién inaugurados, doce kilómetros de ave hacia ninguna parte, sin enlace al nudo de Córdoba ni por autovía ni ferrocarril, con el vergonzoso icono de los desencuentros aparcado en cocheras, con la ITI entendida como la “Incompetencia Territorial Inexplicable”, y con toda la ilusión puesta en conocer la ubicación del Plan Colce en la que apostamos nuestra última moneda.

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