Inteligencia artificial

    20 sep 2025 / 09:11 H.
    Ver comentarios

    Es increíble la cantidad de artículos, muchos de ellos redactados por escritores conocidos, donde he podido leer las quejas por el supuesto descontrol de la mal llamada inteligencia artificial con respecto a la elaboración de textos literarios. He leído con mucho interés esas opiniones, sobre todo, por la parte en la que tratan sobre la creación literaria. Y, definitivamente, no entiendo sus miedos o sus críticas. La literatura, cuando es verdaderamente literatura, debe ser original y siempre exige ampliar las posibilidades de la libertad del hombre, la historia milenaria de este arte siempre ha representado el triunfo de la ilegalidad política. La literatura siempre amplía los límites de la libertad humana enfrentándose dialécticamente a través de mecanismos de poder a otros mecanismos de poder alternativos. Y todo esto jamás podrá ser conseguido a través de la inteligencia artificial.

    Si lo que tú haces lo puede hacer una máquina, probablemente tu trabajo no tiene la calidad intelectual que tú consideras que tiene. Así que estás trabajando y viviendo por encima de tus posibilidades emocionalmente intelectuales. En resumen, eres un engreído, crees que lo que haces es algo único cuando en realidad lo puede hacer una máquina con inteligencia artificial. Esa máquina podrá reproducir un Lazarillo o un Quijote o cualquier otra obra literaria, puede imitar esas obras, pero no podrá inventar una obra de esas características literarias, no podrá crear esas obras como hicieron sus autores con los precedentes con los que ellos trabajaron. No podrá concebir un planteamiento literario como el que está concebido en un Quijote, en un Lazarillo o en otras obras verdaderamente literarias antes de que sus autores las hubieran concebido, es imposible. Desde luego, estos autores a los que les duele tanto la inteligencia artificial quizás necesitarían primero decir o saber qué es la literatura.

    Se puede escribir muy bien una obra literaria, pero se puede ignorar a la vez lo que es la literatura. Y esto se puede observar con mucha frecuencia y en la gran mayoría de nuestros autores. Escriben muy buenas obras literarias, pero se pierden completamente al hablar de literatura, de lo que es, y acuden a definiciones más propias de la metafísica, o acuden a definiciones imprecisas, llenas de metáforas y de lugares comunes que no dicen nada racional. La explicación es sencilla: es que carecen de los conocimientos adecuados para interpretar la literatura. Y llegan, incluso, a despreciar la labor de los críticos. Esos mismos críticos que luego tanto necesitan esos autores para hacerse valer y hacerse visibles a sus lectores.

    Los escritores son como los niños de teta, necesitan mimos, necesitan caricias y cariño. Son como ositos de peluche con vida que necesitan que se les quiera, que se les preste atención. Lo más hiriente que se le puede hacer a un escritor es no prestarle atención. Yo he visto a poetas transpirar, exudar y liberar endorfinas y hasta oxitocina en abundancia a través de la piel cuando alguien les prestaba atención o les decía que los había leído. Para ellos es algo básico, algo fundamental que necesitan de forma imperiosa. El no prestarles atención les duele en el alma y si, en un momento dado, les dicen que sus versos son malos, ahí los matan. Son niños de teta, a veces, malcriados, consentidos, mal mimados ya que les hacen creer muchas veces que su trabajo y su esfuerzo merece la pena o que lo que escriben tiene algún valor, cuando, en realidad, la mayor parte de lo que escriben lo puede hacer una aplicación o un programa con inteligencia artificial. De ahí vienen sus miedos, sus críticas a esta herramienta tan útil en otros campos como la medicina, la agricultura y tantos otros. Esta inteligencia artificial aplicada a los textos va a traer mucha desilusión y depresiones y problemas mentales cuando este tipo de autores descubran que lo que han hecho durante la mayor parte de su vida con un programa informático de IA les podría haber dado el mismo resultado y les hubiera ahorrado tanto tiempo y tantísimos esfuerzos.



    Articulistas