Inmaterial y humano
La pasada semana leí un maravilloso artículo sobre las mujeres del barrio de la Viña (Cádiz) y su tradición de jugar al bingo cada tarde de verano en la Caleta. Una costumbre que tiene casi 40 años de vida y que abarca a mujeres de varias generaciones. “Este es nuestro verano, poco más nos hace falta, aunque últimamente demasiado turista, veremos a ver si no tenemos que irnos de nuestro trocito”, decía una de las entrevistadas. Esta singular tradición se recoge en el “Atlas Antropológico Inmaterial de Andalucía” y forma parte de eso, lo “inmaterial”, lo humano, lo de las gentes, los barrios, los pueblos. No es parte de un escaparate de feria, donde los andaluces somos “mu bonicos” y “mu graciosos”, es parte de lo nuestro, como cada tradición de pueblo, cada tomar el fresco de verano, cada cháchara de calle. Todo eso es inmaterial, no se palpa, no se compra, vende o digitaliza, se siente, poco más, nos hace propios, particulares y bonitos. Algo pequeño que flota, aunque algunos busquen urnas para atraparlo y comercializarlo.