Incertidumbre

Mientras los políticos siguen a sus grescas, la sociedad civil piensa en las incertidumbres que se le avecinan: parálisis de la producción, nulo turismo, bajo mínimos la actividad comercial y hostelera y como consecuencia recesión y paro a la espera de medidas de protección suficientes. Se vislumbra la llegada de otro tipo de vida que cambiará las relaciones sociales y afectivas. No será fácil admitir que la mascarilla formará parte del atrezzo diario ni que una jaula de metacrilato será testigo mudo de nuestro paso por cafeterías y restaurantes. Algo tan hispano como el beso y el abrazo dejarán paso al saludo frío y poco a poco seremos caminantes solitarios. ¿A quién beneficiará la nueva sociedad que se avecina? No ha habido en la Historia de la Humanidad crisis que no haya dejado a la mayoría como unos zorros y a unos pocos y siempre los mismos enriquecidos. Habilmente nos dieron internet, un móvil y una tarjeta de crédito y nos lanzamos al consumismo, a la vida de apariencias y a creernos sabios siendo legos. Y ahora, a rebufo de una pandemia, nos han robado la calle y nos han convertido en parias de guiñol. Si no nos revelamos pronto nos pondrán un chip que nos venderán como lo más y no apreciaremos que en ese momento habremos terminado de vender nuestra libertad. Pero lo llaman monitorizar.