Houdini show

    18 feb 2024 / 09:34 H.
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    Ninguno hicisteis nada por salvar mi número final antes de irme a la francesa de este carnaval tan ajeno a la ilusión, pero es que a ciertas horas puedo ponerme muy pesado con asuntos que no dan fuste al marcapasos de los tiempos y los chascarrillos que encienden al oído la golosa intimidad de los neones. Doy esquinazo a los pasados de cubata y farlopa que van derramando sus decálogos sobre la flor desanudada en los cabellos y me abandono a los cálices abiertos por el terciopelo de otra edad perdida que aún reconoce nuestros bailes. Desaparezco de todas las preguntas que pueden responderse con una simple inclinación severa de los rostros. Huyo del placer solitario que levantan como alimento de una felicidad estéril los nuevos profetas cuyas monsergas colman nuestros vacíos desde sabuesos algoritmos digitales. Me escabullo de canciones que ya no erizan, como en época de prohibiciones, las formas de la noche y el aullido de sus ojalás. Me esfumo del pañuelo de los socorristas por la brillantina de los salvapatrias, y ensayo sin descanso la manera de fugarme de esos ojos que, en la fiebre de los maniquíes, una mañana cualquiera como la de hoy, dejaron de quererme.

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