Han pasado seis décadas

    13 nov 2025 / 08:30 H.
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    Hoy hace ya seis décadas que emprendiste el vuelo, te fuiste levemente después de algunos días de tormentosos ecos. De aciagas experiencias, de males que te hirieron, qué triste la noticia, qué amargos los momentos... Mas te fuiste dormida como en un dulce sueño, tus ojos se cerraron, tu luz se fue perdiendo y, sin embargo, dicen que en tu rostro sereno se te durmió una rosa de pétalos perfectos. De nácar tus mejillas se fueron envolviendo y los nardos callados posaron en silencio sobre tu faz dormida, sin vida ni lamentos, su perfume de notas siempre dulce, floral, suave e intenso. Todo se quedó a oscuras, todo se volvió negro, la fuente de las lágrimas brotó por largo tiempo. Con el alba te fuiste, despacio, suavemente, como un sueño... Yo apenas sé cómo eres, no tuve tiempo para conocerte, tu imagen siempre he visto, mi recuerdo muy lejos en el tiempo se pierde...

    Hoy te canto estos versos, hoy despierta en la sombra tu recuerdo, que nunca transitó indiferente. Hoy quisiera entonar para ti esta rima que late acompasada, como un velo que desvelar quisiera los momentos callados, que se guardan en un cofre sin fondo, allí donde se duermen los lamentos. Sólo puedo soñar e imaginarme un lugar, un compás, un etéreo momento... Y allí poder mirarte y que puedas hablarme y despierten las arrugas del tiempo escondidas, secretas, inamovibles, quedas, silenciosas... Como un lugar perfecto donde arropar palabras y descubrir silencios. Y andar sin zapatillas hollando los senderos que serpenteando pasan entre olivares nuevos. Y suben ondeando trochas de suaves vientos, que llevan hasta el último bastión que trae el invierno. Y allí parase quiere despertarse un lucero, del color de la espuma, de los mares que baten olas conmovidas y aguas de verdes sombras, y azules sonajeros.

    Hoy te escribo estas notas, hoy te dedico este canto pequeño, a tu risa de perlas, a tu oscura mirada de azabache y a lo que desconozco de tus sueños. Y sé que te marchaste sin prisas, como una mariposa, batiendo alas al viento. Asombrando a los astros, a las nubes, al sol, al firmamento. Déjame que te cante, déjame que pueda dedicarte estos versos a tu alma peregrina, a la luz que despierta en tu recuerdo.

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