Halloween o Los Santos
Llegada estas fechas, es habitual, todos los años, en conversaciones con amistades o familiares, o entre las noticias de los medios de comunicación, sacar a colación el tema que invita a posicionarnos si somos de los que estamos a favor de la celebración de Halloween, o preferimos festejar el Día de Todos Los Santos, más tradicional y vinculado a nuestro país. La primera fiesta, importada de Escocia e Irlanda a Norteamérica y de ahí a España, así como al resto del mundo, y tiene un marcado carácter lúdico y festivo, que cada vez encuentra más fans entre la gente joven y niños, mientras que, la segunda, es una celebración cristiana tradicional y familiar que encuentra más adeptos entre nuestros mayores. No obstante, lejos de posicionarse en favor o en contra de cada uno de estos festejos, también están aquellos otros que se muestran indiferentes a los dos días y a ambas celebraciones. Por mi parte, soy de estos últimos y, como nunca pongo pegas a echar un buen rato, sea con la familia o con los amigos, defiendo que no es necesario elegir una celebración o la otra, pues no son excluyentes entre sí, sino, todo lo contrario, ya que Halloween se celebra el día treinta y uno de octubre y el Día de Todos los Santos al día siguiente, uno de noviembre. De igual forma que no se genera debate si preferimos la celebración de la Nochebuena el veinticuatro de diciembre, o la que tiene lugar al día siguiente, Navidad. O Nochevieja el treinta y uno de diciembre o la celebración de Año Nuevo, el uno de enero. Cada festejo ofrece su peculiaridad, dentro de que ambos días están vinculados con el mundo de los muertos, pero no hay motivo para tener que elegir entre uno u otro, cuando por calendario, es factible juntarse ambas noches. Se trata de compaginar el gusto por las chucherías y las fiestas con disfraces y decorados siniestros y de terror de una noche, con la costumbre, al día siguiente, de visitar los cementerios con flores para quienes ya no nos acompañan y las cenas agradables en familia en las que no faltan nunca los buñuelos, los huesos de santo y las gachas.
