Guerra y gas

    28 ago 2022 / 16:00 H.
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    Si la estrategia, ante las encuestas desfavorables, del presidente del gobierno es indicar a sus ministros y correligionarios que se olviden de los asuntos que les competen y dediquen su tiempo ante los micrófonos en criticar con ferocidad al líder de la oposición y si este, en rabieta infantiloide, decidió votar contra el decreto de medidas de ahorro energético, estamos ante la más palpable demostración de que nuestros políticos sólo duermen con la urna en la mente, el voto bajo la almohada y el Palacio de la Moncloa en el delirio de sus sueños a conseguir. Esta penosa realidad nos consume en la duda de si nos entregamos al pesimismo o nos abrazamos a la esperanza. Porque lo único constatado en la calle, lugar ajeno a los hombres públicos, es el hartazgo y el desaliento que se incrusta en nosotros con la misma naturalidad que seis meses después la guerra emprendida por Putin ya es un breve párrafo en los periódicos y alguna leve imagen del telediario siendo, como es, la causa primera de los acontecimientos que a vuelta de vacaciones llegarán. Lo del decreto de días atrás es un leve aperitivo de las medidas duras que habrán de tomarse cuando dejemos la manga corta. No en vano la ministra Robles lo ha resumido: “vamos a tener un invierno duro, con mucho sufrimiento”.

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