Gaia se muere
James Lovelock planteó, en el año 1972, la hipótesis de que la tierra, a la que llamó Gaia, es un gran organismo vivo, formado por múltiples sistemas interconectados y autorregulados que interactúan para mantener estables las condiciones que favorecen la vida, formando un ciclo global y circular que se repite indefinidamente. Planteando una alegoría orgánica, nuestro planeta, se alimentaría de la energía solar; la flora (su sistema pulmonar y digestivo) generaría oxígeno y alimentos; el mar (su corazón) enviaría el agua (la sangre) mediante nubes (arterias) a toda la tierra (cuerpo); luego, retornaría de nuevo, por los ríos (venas) al corazón oceánico para reiniciar el ciclo. Protegidos por la atmósfera y capa de ozono (piel), los seres vivos, insectos, peces, mamíferos... formarían sus propios microciclos... Y Gaia lo regularía todo. Pero... los hombres, células minúsculas de ese maravilloso macroorganismo, contaminan aire, mar y tierra, arrasan y eliminan... Son como un cáncer que se vuelve contra el organismo al que pertenece. ¿Tiene el ser humano futuro?