Fausto

    16 jun 2023 / 09:58 H.
    Ver comentarios

    En la pensión, a unos doscientos metros, apareció el cuerpo. El detenido declaró que estaba en su casa. Escuchó ruido en el piso superior, que permanece cerrado desde hace años. Cogió el arma y subió. Vislumbró en la penumbra a alguien con actitud amenazante, alguien que se acercaba blandiendo un arma blanca. Y disparó contra él. Pero el viajero apareció muerto en la pensión del pueblo, no en su casa. La sangre fluía cuando el conserje y varios huéspedes entraron precipitadamente. No había nadie. Escucharon pasos atropellados que huían escalera abajo. Mefistófeles y Fausto abandonan la ciudad. Fausto dice: “Ese hombre, a quien has hecho ver cosa distinta de lo que ocurría, y al que el comisario está acusando de un crimen, se va a volver loco ¿lo sabes?” Mefistófeles responde: “Ese hombre nunca estuvo en su sano juicio, y, si alguna vez tuvo alguno, no habré sido yo quien le privara del que tuviera” Fausto replica: “Pero tú has sido el asesino. Y ahora van a condenar a un inocente ¿Lo sabes? ¡Por culpa tuya! ¡A un inocente!” Con la severidad de los Ángeles del mal, Mefistófeles replica a Fausto: “¿Crees que es inocente? ¿Crees que es cuerdo? ¡Ningún hombre lo es! Tampoco tú, Fausto”.

    Articulistas