Encuentro en la iberosfera

12 sep 2025 / 08:25 H.
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En estos tiempos de migraciones masivas, debates identitarios y enfrentamientos o tensiones entre civilizaciones, la iniciativa de la Fundación “Carmen Toscano” —con el apoyo de otras instituciones y universidades españolas y mexicanas— viene a ser un soplo de aire fresco. El proyecto “Encuentro de Dos Mundos: Explorando Nuevos Nexos” tiene todos los componentes del sentido común, la justicia histórica y el hermanamiento entre pueblos que, en este caso, han crecido unidos, y que lo han hecho basados —entre otros muchos— en elementos tan comunes como el idioma y los toros.

Fernanda Haro, responsable del proyecto desde el área de ciencia y tecnología de la fundación, es una apasionada y erudita aficionada que, junto a la letrada María Ángeles Díaz, dirige el blog redesculturalestaurinas.org desde el que se tratan aspectos ambientales, sociales o culturales en torno al toro bravo. Un foro en el que también esta provincia ha tenido su sitio, por lo que supone y representa la cantidad y diversidad de sus festejos taurinos tradicionales. Y siempre —claro está— con San Marcos por delante. No hay que olvidar que su figura también cruzó el charco para dar nombre a las principales ferias taurinas de México.

El caso —y el motivo— es que el año que viene se van a cumplir quinientos años del primer festejo taurino celebrado —y documentado— en aquellos territorios. En la quinta de las Cartas de Relación a Carlos V, fechada el 24 de junio de 1526, cuenta el mismísimo Hernán Cortés que cuando llegó el mensajero, él andaba “corriendo ciertos toros y en regocijo de cañas y otras fiestas...”

Y así, la citada Fundación Toscano, aprovecha el aniversario para centrar su proyecto en el ganado bovino —el originario y el llevado por los españoles— como parte esencial en el proceso de mestizaje y en la evolución de costumbres, tradiciones, gastronomía y maneras de entender la vida. Se trata, con este motivo, dice la doctora Haro Cabrero desde la “iberosfera”, de “celebrar el encuentro de dos mundos, reconocer puntos de unión y convergencia que perviven, sumando con ello a la concordia en las relaciones entre ambos pueblos”. Obviando los mensajes mediáticos y simplistas puestos de moda, que pretenden catalogar a nuestros padres y abuelos como seres incivilizados por el simple hecho de gustarles los toros, o que los españoles pidamos perdón porque Hernán Cortés llevase la cruz y la espada, el asunto no va de buena o de mala conciencia, sino de ciencia, de razones y de evidencias. Se trata de “reconocernos unos y otros sin culpa ni victimización y reencontrarnos a partir de nuestro acervo cultural, científico, artístico, artesanal o histórico, para comprender que somos producto de una herencia compartida, de un mundo mestizo que hoy ya no puede concebirse más como dos, sino como uno solo dividido en distintos países”.

Desde aquí no queda más que felicitar la iniciativa y favorecer en lo posible su desarrollo. Puede que haya quien prefiera dedicarse a contaminar la historia con el rencor como estrategia, acrecentando, alimentando y hasta inventando diferencias. Pero se agradece mucho que haya gente al otro lado y a este del charco que, desde el rigor y la honestidad intelectual, prefiere investigar, fomentar y trabajar sobre los aspectos que nos pueden unir antes que cebarse en aquellos que nos puedan separar.

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