Elon Minus

26 feb 2025 / 10:48 H.
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Fonéticamente suena mejor Elon Minus que Elon Musk. ¿Quién puede hacer que este mundo sea mejor? ¿Lo impensable para una democracia se ha normalizado? ¿Acaso los valores que actualmente sustentan la visión del mundo, parten de Silicon Valley y de tecnócratas super inteligentes que están convencidos de su superioridad intelectual? ¿Acaso debemos aceptar las reglas dictadas por los consorcios tecnológicos estadounidenses? ¿Debemos escuchar la voz de quienes no creen en la lucha contra el cambio climático, ni en la reducción de la desigualdad? Malas noticias para las víctimas del supremacismo y los valores de la vieja Europa, porque la filosofía ultra individualista del propietario de X, Elon Musk, desde hoy, Elon Minus, ha roto con las garantías democráticas.

De qué manera relacionamos la nueva ideología del poder económico y político con un mundo que tiene que aprender a marchas forzadas técnicas de supervivencia para no sufrir. Una mente cegada por su ego, no puede discurrir con claridad, pero puede causar un daño irreparable a la libertad de pensamiento y expresión. “Si damos vergüenza ajena” es que somos libres, dice el super yo de Elon Minus, empresario sudafricano que, debido a su afán monopolizador, demanda a la competencia y a los otros dos hombrecillos más ricos del mundo que acaban de eliminar el programa de verificación de todos y cada uno de los datos que circulan por sus redes sociales. ¡Qué horror!, la infinita cadena de bulos, mentiras y falacias que divulgan a los cuatro vientos personajes que se ríen del efecto dramático que su política va a tener en temas de igualdad y ecología. Estos super ricos quieren desconectarnos de todo incluso de nosotros mismos. ¿Acaso estos erráticos individuos con sus prácticas autoritarias e iliberales se pueden cargar la Constitución y la división de poderes? Van contra el pensamiento democrático de la mitad de los votantes de su país. Emplean todo tipo de hipótesis descabelladas, que buscan mostrarnos el camino que debemos seguir, cual obediencia populista, que mantiene claves espurias como la desinformación, el pensamiento conspiranoico y la polarización que impulsa el populismo en cada problema que se le presenta y encuentra la manera de darle la vuelta para acrecentar el desconocimiento general de quienes se creen sus deleznables mentiras. Pero este modo de gobernar va a fracasar porque, aunque se crea un gobierno poderoso, no han contado con que vivimos en un contexto de intranquilidad social y económica ante sus amenazas y ese detalle plantea la necesidad de recuperar valores como la ética y la solidaridad que parecían abandonadas por culpa de ese dios menor al que ellos recurren siempre que el mensaje de sus obispas les satisfaga. Pongamos límites a los deseos de acaparar el poder absoluto que se han ganado con una realidad paralela y mentirosa. Mientras más se le adule a esta gente, más les dará por dinamitarlo todo con aranceles al acero y la industria eólica, o mandando a un pueblo entero al exilio para crear un resort de lujo. No parece importarles que el crecimiento de su economía se vaya a ralentizar, tenga menos empleo, una mayor deuda pública y un impresionante déficit comercial, que hará que la economía USA no sea competitiva. No solo de capital tecnológico o empresas extractoras, vive un país. Tranquilidad, que la apariencia de victoria de un gran ego, también tiene su talón de Aquiles.



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