El fin

    21 abr 2023 / 18:33 H.
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    Es un camino angosto con un abismo a cada lado. El camino está húmedo, resbaladizo; es de barro amarillo. En el fondo de los abismos, a izquierda y derecha, hay una densa bruma. Yo he venido por ella. Cuando llegué, ella me miró y dijo “¿Por qué viniste? Estamos solos tu, yo ... y Dios, si Dios existe. Y el diablo. Porque si hay blanco tiene que haber negro; y si luz, oscuridad. No se ve luz en la luz; ni oscuro en lo negro. Si existo yo, es porque hay un tú, distinto de mí, que me ve y me habla. ¿Has venido para darme vida? ¿Has venido porque sin ti yo no existiría? ¿O has venido para encontrarme y acabar conmigo? ¿Acaso eres tú el mal? Dime ¿lo eres? Pero no. Si tu fueras el mal, yo sería el bien. Y yo sé ¡demasiado lo sé! Que no soy el bien. Tú sí eres el bien. Y no me amas, porque el bien no ama al mal”, hizo una pausa. Se levantó. Gritó ¡me voy! y echó a andar. Resbaló enseguida y cayó. El grito se apagó descendiendo por el abismo. Silencio. Pánico. Me incorporé, intenté seguirla. Resbalé y caí. Estuve muchos días cayendo. La busqué sin encontrarla. Ella se había precipitado por el lado opuesto, estaba en el otro abismo. El golpe fue tan violento que sus restos habían desaparecido.

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