El árbol y su estrella
En Navidad las luces rutilantes por la calle, el gran árbol de Navidad, la estrella luminosa, las calles animadas y escaparates invitando a comprar toda clase de chucherías navideñas, son los adornos inconfundibles de las fechas en las que estamos. Nunca entendí cuando decía alguien que no le gustaba la Navidad. ¡Pues en ella estamos! Inconfundibles fechas familiares y hogareñas. Siempre me han gustado. Le encuentro el sabor indiscutible y genuino de la familia. Es la primero que me transmite con su sana alegría. Pues hay que entender que la vida es larga y muchas veces en los hogares se viven todo tipo de vicisitudes. El cristal de la felicidad se empaña y ya no brilla tan bonito. Hay que entender que en un una vida se pasa por otras muchas etapas. Cuando he afirmado antes que no entendía a personas que no la veían igual. En mi infancia tuve una compañera de colegio que siempre lo repetía, después supe que su mamá abandonó el hogar. Ahora en los tiempos que corren el detalle que cuento es de lo más normal. Mucho mejor que así sea, la vida evoluciona y vivimos con la máxima alegría el momento que nos llega. El mundo es infinito y hay que rodearse de las personas que nos quieren. Vivimos con ilusión las fiestas. Este año debería caer en Jaén el gordo de Navidad. Ya nos toca...