El Altar de las Ánimas

    01 nov 2025 / 11:51 H.
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    En el corazón de algunas iglesias de Jaén, como San Ildefonso, el Altar de las Ánimas guarda secretos que parecen palpitar tras el retablo. Cada sombra, cada fuego etéreo, cada rostro demacrado de los difuntos es un susurro atrapado entre el mundo visible y el invisible. Quien se detiene ante ellos siente que las llamas que rodean a las almas no son talladas, sino un hálito que se eleva del propio Purgatorio. Durante siglos, los fieles se arrodillaron, no solo a rezar, sino a escuchar el silencio cargado de preguntas que emana de esas figuras. Algunas noches, cuentan los más viejos, las llamas parecen moverse, y los ojos de las almas reflejan la luz de las velas como si siguieran a quien observa. Es un recordatorio inquietante: lo que vemos es solo la frontera, detrás, existe un mundo donde los murmullos de los muertos se entrelazan con nuestras propias dudas. Al final, el Altar de las Ánimas nos enfrenta a nuestra propia fragilidad y nos recuerda que la vida es un tránsito. Nos invita a reflexionar sobre el tiempo, la redención y la luz que buscamos en medio de la oscuridad que nos rodea.

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