Efectos indeseados

Una ley que consigue el efecto contrario al propuesto es una chapuza al mismo nivel de la protagonizada por esos genios que compran trenes que no caben por los túneles de Asturias. Parece una de leperos que le darían solución estrechando los vagones o ensanchando las galerías y el solo sí es sí lo cambiarían en segundos por un no es no dando a entender el no consentimiento a fornicios no deseados. Si no fuera por lo serio del problema habría que quedarse con la chanza y olvidarse de un gobierno que junto a todos sus socios y la propina de Ciudadanos aprobaron, alabaron, ensalzaron y elevaron al altar de normas supremas la ley estrella de la ministra Montero jaleada como excelsa por la ministra Montero. A día de hoy cuatrocientos sesenta rebajados de condena y treinta excarcelados. Sánchez, que la defendió con énfasis no hace ni un mes, encuestas en mano, dice ahora que ha producido efectos no deseados y carga el marrón en la titular de Justicia que asume la responsabilidad política del fiasco. La experta Irene añade que son los jueces los que no saben aplicar su excelente ley. A lo mejor debería impartirles un cursillo acelerado de cómo se cuadra la caja de un súper que es mucho más difícil que aprobar la oposición a la judicatura.