Efecto temprano
Desde los primeros días de octubre se recoge la verde, una de las últimas revoluciones del ámbito rural de nuestra provincia. El verde, un manjar gourmet apreciado en los más prestigiosos templos culinarios, nace en la tierra de Jaén. Un verde que solo está aquí, en nuestro entorno rural no centralista, una rebelde llamada temprana que nos deja la imperiosa necesidad de dejarlo caer sobre el pan y contemplar, a trasluz, su inmensa belleza. El verde es de los pueblos, de los agricultores y agricultoras de la provincia de Jaén. Aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién levantó los olivos? No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor... Unidos por el agua pura. Poco más necesitamos en esta provincia: olivos, tierra, manos y agua pura. El verde y el oro: la riqueza inmensa de los pueblos de Jaén, de su entorno rural. Una riqueza que no comprenden en Bruselas, ni con las modernas leyes capitalinas ideadas por quienes degustan el temprano, ese caldo milenario y antiguo, manjar de dioses, mientras arrinconan a agricultores y autónomos en pos de la
modernidad prometida.