Desangrarse o morir

El derechazo en el mentón de Sánchez el pasado domingo lo dejó con las vergüenzas desnudas de argumentos y lo llevó, a la desesperada, a convocar elecciones cuando el sol de justicia apriete, los acomodados estén de vacaciones y el voto por correo se convierta en un martirio para quien desee utilizarlo y un arma a su favor por la abstención que sobrevenga. Se ahorra además la asunción de responsabilidades políticas ante su partido y ante los miles de cesantes en autonomías y ayuntamientos que achacan el fracaso a la sensación de plebiscito personal con el que Sánchez se presentó ante el electorado. Su yerro lo llevó al clarear el lunes a una decisión que evite desangrarse aún a riesgo de morir en el intento. Para ello arenga a sus incondicionales y confía de una lado en Yolanda como colaboradora necesaria, en sus apoyos de independentistas y bilduetarras y en Tezanos como agitador de encuestas. Y a cara de perro planteará una campaña del miedo porque iguala al PP y Vox en un único enemigo que traerá bajo el brazo todas las tormentas. Y en ese contexto los españoles votarán en julio si les causa más pavor el actual gobierno de Sánchez y los que lo apoyan o por el contrario no hace remilgos a otro de signo contrario con el PP al timón y Vox como telonero necesario.