Desafío: educar en Palestina

    05 oct 2025 / 11:03 H.
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    La violencia y los episodios de destrucción en Gaza tienen graves consecuencias en todas las dimensiones de carácter social y económico, pero especialmente, en lo referente a la educación. Es evidente que los niños y niñas y, en general, todas las personas en edad de poder acceder libremente al sistema educativo palestino han sufrido y siguen sufriendo una devastadora destrucción que afectará al estudiantado durante toda su vida y que viola el derecho fundamental a la educación. Se calcula que alrededor de 700.000 niños, niñas y adolescentes han interrumpido su educación desde el año 2023 al haberse dañado más del 90% de las escuelas además de universidades, bibliotecas y centros de investigación, lo que puede suponer un retraso en su formación de alrededor de dos o más años. Algo, por el momento, irrecuperable sin contar, además, con las secuelas psicosociales que se arrastrarán durante toda la vida y que pueden suponer una generación perdida a todos los efectos. Se está incumpliendo el Derecho internacional Humanitario que incide en salvaguardar las escuelas y los espacios civiles en época de conflicto despreciando el derecho a la educación. Estamos ante una catástrofe intolerable contra la que alzar la voz y luchar para que cese de inmediato. En estas fechas ha dado comienzo el curso escolar en casi todo el mundo excepto en Gaza. Las familias han sido desplazadas y las escuelas y universidades están cerradas o simplemente no existen. Es necesario, por tanto, expresar que los niños y jóvenes palestinos han tenido una historia difícil, como la de otros grupos marginados, caracterizada por la privación de derechos a un grupo de seres humanos. A lo largo de los años se han venido llevando a cabo cambios que han visto decrecer sus oportunidades para vivir una vida con y como los demás, dado que la educación ha estado durante mucho tiempo fuera de alcance para ellos. Es por ello que el desarrollo de la respuesta educativa para este grupo de personas no puede entenderse al margen de sus particulares antecedentes históricos y debe, por tanto, ser examinado dentro de su amplio contexto social, económico y político. El derecho a la educación se encuentra consagrado en la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y seguramente habrá que modificarla para que se puedan satisfacer las prácticas educativas en situaciones de conflicto. En este contexto parece imposible que podamos hablar de educación por la paz y para la paz dadas las condiciones generadas por el proceso de ocupación ya que no se pueden garantizar los derechos si no existe un estado que los garantice. La mayoría de organizaciones internacionales concentran su actividad en la defensa de los derechos de la infancia, el juego, la alimentación y el bienestar físico y psicológico brindando apoyo social y psicológico a las niñas y niños afectados por la violencia generada por el conflicto. Sin embargo, la educación, desde sus variadas formas, representa un trayecto en sí mismo que permite a las sociedades avanzar en sus esfuerzos por construir una cultura de la paz a partir de su historia y de las necesidades e intereses particulares de su contexto. Se trata de un proyecto educativo que no puede circunscribirse solo al marco de las instituciones educativas, sino que debe, además, incluir la realidad de todas las personas, las sociedades y el mundo en su constante metamorfosis. Términos como justicia, paz, diálogo, acuerdos, reconciliación, entre otros muchos que podríamos encontrar, giran alrededor del campo teórico y de investigación para la Paz, aunque desafortunadamente la percepción que tiene el pueblo palestino de educación para la paz deriva de una idea de paz impuesta por Israel que puede quedar en letra muerta como las muchas resoluciones que se han emitido desde el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU. El desafío de educar en territorios palestinos será un camino tortuoso y difícil y en ese proceso la educación debe dar un paso adelante para que la sociedad despierte de su letargo.

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