De beber al sediento

    02 abr 2024 / 09:07 H.
    Ver comentarios

    A Dios rogando y con el mazo dando, o a Dios rezando —para que llueva— y con la oración plegando —para que no llueva—? Que nunca llueve a gusto de todos, pero dejadme a “El Abuelo” de Jaén “en paz”, que unas veces lo sacamos para que riegue nuestros campos y ahora nos lamentamos que haya que guardarlo para que no se mojen sus cabellos. Como no se puede llover a la carta, o sí, quién sabe si esos avioncitos y esos halos de nubes raras, que de repente desaparecen para aparecer la bendita agua; habrá que agradecer que nos fastidien esa Santa Semana que con tanto esfuerzo e ilusión se prepara a lo largo de todo el año. No pensemos que el Marruecos musulmán tiene nada ver, ¿no? Hay sectores que se resienten, la hostelería, el turismo, incluso los ánimos de los que viajan para disfrutar, pero esto es pan para hoy para no pasar hambre mañana. En el próximo mes de julio nos acordaremos de estas benditas aguas, más que benditas en tiempos de bendiciones. La magia de abrir un grifo y que caiga agua limpia, depurada, para poder dar de beber al sediento. Y que todos los campos, con esos machacados agricultores y ganaderos, puedan dar de comer al hambriento.

    Articulistas