De banderas y tiros

    30 may 2022 / 16:00 H.
    Ver comentarios

    Hoy, camino de Los Campos de Hernán Pelea, he visto una bandera de Ucrania en un balcón. Las banderas, más allá de para señalar alguna discrepancia o evidencia, rara vez suelen servir para algo. La de esta mañana, en cambio, me ha recordado la importancia de vivir en paz y lo tristemente afortunados que debemos sentirnos por ello. He pasado algunas horas paseando por uno de los espacios más silenciosos y enigmáticos del mundo —sin exageración—, con idea de empezar a armar los distintos frentes que he de poner en marcha los próximos meses. Sin embargo, al pronto se me ha venido a la cabeza que mi mayor fortuna es no saber defenderme porque nunca he tenido necesidad, y ya no he podido salir de ahí. De regreso a casa, he vuelvo a ver la bandera de Ucrania, azotada esta vez por un fuerte viento repentino, y me ha dado por preguntarme si, llegado el caso, yo sería capaz de apretar el gatillo de una pistola. Después de un rato, he concluido que sí y, a viva voz, he terminado diciendo que, en determinadas situaciones, cualquiera lo es. No he tenido que cerrar los ojos para imaginar un horizonte desolado por el estruendo de las bombas, y de nuevo a viva voz, como si me estuviera dirigiendo a otro, he dicho: incluso con el cañón dentro de mi boca.

    Articulistas