¿Cuándo abre la cooperativa?
Esta es, en estos días, la pregunta que más corre por las tertulias de nuestros pueblos. Muchas almazaras ya no esperan a “La Concebida”. Cada vez se apuesta más por la calidad y esta se consigue con la recolección de aceituna de vuelo y lo más temprana posible. Existe la creencia, errónea, de que si retrasas la recogida a enero el rendimiento graso sube, por lo que adelantar la cosecha a noviembre no interesa porque pierdes aceite. Sin embargo, el incremento de rendimiento graso se debe a la pérdida de humedad del fruto y el aceite que tiene un árbol en noviembre es el mismo que tiene en enero. El punto de maduración perfecto se determina a partir del rendimiento sobre materia seca, siendo el 40% el óptimo.
Si una aceituna la dividimos en cuatro partes, una será aceite, otra residuos sólidos como hueso y pulpa, y otras dos serán agua. La analítica perfecta ha de hacerse sin tener en cuenta el agua. Actuamos con criterios de mayor rentabilidad si recolectamos en noviembre por varias razones, porque el olivo ya no va a hacer más aceite, porque el aceite que vamos a extraer es de una calidad excelente y, por tanto, en el mismo periodo siempre cotizará mejor que un lampante, porque el olivo va a tener más tiempo para recuperarse y formar los rebrotes de la siguiente cosecha y, porque nos adelantamos a las contingencias que el clima nos pueda ocasionar en el mes de diciembre y enero. No merece la pena correr el riesgo de que se caiga la aceituna al barro, con la falsa esperanza de pensar que se sigue criando aceite. Haciendo caso al refranero, ya va cundiendo ese que dice “En Noviembre, coge tu aceituna siempre”.
En el sector industrial del aceite es predominante la participación de sociedades cooperativas. En la provincia de Jaén tenemos 331 almazaras, de ellas 188 son cooperativas y 143 las que conocemos como privadas o industriales. En la campaña 22-23 las cooperativas extrajeron 120.755,10 toneladas de aceite, esto es un 66,73 %. Sin embargo, este predominio tiene una tendencia decreciente. En la 21-22 el porcentaje de aceite cooperativo alcanzó el 73% y en la 20-21 el 75%. Se palpa cierto desapego en las nuevas generaciones al modelo cooperativo. Esta tendencia responde, quizás, al interés del agricultor en decidir el momento de la venta de su aceite. No entienden que sea acertada la decisión de delegar al consejo rector de la cooperativa en qué momento se vende, siendo este un factor clave para la rentabilidad de su cosecha por la volatilidad de los precios. Todo lo construido en la integración de la oferta, sin darnos cuenta, lo destruimos con decisiones que colapsan el mercado y que pueden hundir los precios de forma inmediata.
El éxito de organización de una almazara no depende tanto de su fórmula jurídica y sí mucho de su tamaño. Es el momento de apostar por la dimensión alcanzada esta por la integración en la fase de producción, y no entrar en una batalla de tonto el último. Si pensamos que el principal competidor es el vecino o la otra almazara del pueblo, mal vamos. Es de necios confundir competencia con cooperación o “llegar rápido” con “llegar lejos”.