Confianza en 2023

07 ene 2023 / 16:00 H.
Ver comentarios

La confianza es el eje de cualquier sistema económico eficiente. Con ocasión de la anterior crisis leí que los países con más confianza se recuperarían antes. Me llamó la atención cómo el autor de aquel texto, mi admirado Juan Carlos Cubeiro, medía esta confianza por el tiempo en que tarda un taxista en retirarse del punto de recogida cuando un cliente le pedía que esperase por tener que ausentarse unos minutos. En los países con menor índice de desarrollo económico el taxista se retiraba a los pocos segundos, mientras que, en aquellos más prósperos, este llegaba a esperar varios minutos antes de marcharse. Obviamente este método no es aplicable a nuestra provincia que goza de un excelente servicio público de taxi. Sin embargo, con esta lección, observo con cierto desaliento en los indicadores de la Fundación Estrategias que en la provincia de Jaén el índice confianza empresarial que mide las expectativas del primer trimestre de 2023 es del -30,7, mientras que en Andalucía es del -15,2 y en España del -11,8. Podríamos decir que duplicamos en desconfianza a Andalucía y triplicamos la de España. Es cierto que la crisis de precios está golpeándonos, pero no más que en otros territorios. Ante la incertidumbre hay algo en nuestro ADN que nos instala en el pesimismo y todo esto condiciona la forma de actuar, lo que se vuelve en nuestra contra.

La desconfianza frena, mientras que la confianza facilita las transacciones entre individuos, empresas y gobiernos, impulsa la inversión y la innovación, y todo esto genera crecimiento. Sin duda, la paupérrima cosecha de aceituna de esta campaña habrá influido en el dato negativo de confianza, pero, aun estando orgullosos de la cultura del aceite, deberíamos romper con esa excesiva dependencia del olivar. Ese árbol, de raíces profundas, en cuya sombra nos cobijamos y que, lamentablemente, en muchas ocasiones no nos deja ver el bosque. Seguimos expectantes a que el cielo nos bendiga por otoño y primavera, sentimos la innovación tan solo comprando por internet a la vez que nos cargamos el comercio de proximidad. Confiamos en que el sector público nos rescate a modo de subvenciones e inversiones, pero la desconfianza también contagia a nuestros administradores. Sólo en licitación de obra pública en Jaén cae un 4,35% respecto al año anterior, mientras que Andalucía crece un 45,51% y en España aumenta un 29,42%.

Debemos cambiar la perspectiva y mirar a 2023 con optimismo. Apostar por otras fuentes de riqueza que empujen nuestra provincia, como el turismo, el plástico, los componentes electrónicos o el desarrollo tecnológico. La economía del aceite de oliva reverdecerá en la próxima floración y el cliente entenderá que merece la pena pagar un poco más por un producto saludable. Presumiremos de tener controlada la inflación gracias a la excepción ibérica y la reducción del IVA. Aplicaremos los fondos europeos en sectores estratégicos que faciliten un cambio de modelo productivo y seremos líderes en producción fotovoltaica. En 2023 llegará la paz a Europa, y el único ruido que escucharemos en el cielo será el de los truenos que anuncia lluvias. En 2023, en Jaén, ascenderemos de categoría, se romperá la tendencia de pérdida de población, se generará empleo, y lo haremos confiando en nosotros mismos.

Articulistas