Compartir es conseguir

12 nov 2022 / 16:37 H.
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Nos enfrentamos a una de las peores campañas oleícolas del siglo. Las expectativas de cosecha son paupérrimas y la ausencia de agua ya empieza a trastornar los pronósticos para el siguiente año. Desde los inicios del mundo los seres vivos han sobrevivido adaptándose a las adversidades. Los pingüinos ante las olas de frío polar se disponen en círculos donde en su interior protegen a los más débiles y en los extremos van rotando los adultos hasta que pasa la tempestad. Desde lo más profundo del mar varias ballenas dibujan círculos con burbujas que atrapan a modo de red a miles de peces que sirven de alimento para sus compañeras. Los pequeños estorninos vuelan en grandes formaciones espantando a depredadores. Incluso algunas plantas reaccionan en comunidad y arrugan sus hojas para permitir que la luz llegue a sus congéneres más frágiles. Los humanos también han encontrado en la cooperación la clave de la supervivencia. Ya en la prehistoria para poder cazar grandes animales los humanos emulaban la estrategia de las manadas de lobos. Ningún lobo solitario, por
fiero y poderoso que fuera, tendría nunca la más mínima oportunidad frente a un animal mucho más grande. En la edad media surge un modelo de cooperación que organizará la sociedad en torno a estados con moneda y tributos. En la revolución industrial, cuando las condiciones laborales eran infrahumanas, surgieron pequeñas comunas cerca de las villas industriales que serían el germen del cooperativismo. En España, en los años cuarenta, cuando la inflación se cebaba con los más pobres disparando los productos de primera necesidad, como el pan, muchos pueblos de nuestra provincia se organizaron en torno a cooperativas de consumo que abastecían
de pan a la población, consiguiendo salvar muchas vidas mediante inusuales estructuras democráticas. Posteriormente, este modelo organizativo se extendió a
la agricultura, la industria, el trabajo o la compra de viviendas, siempre ante la adversidad de enemigos más fuertes. Ningún título de propiedad de una finca podrá dominar el aire que transporta el polen, o las
caprichosas gotas de lluvia que esquivan la península.

Vivimos tiempos de incertidumbre y no sólo por factores climáticos. Como hace años la inflación golpea a los más débiles, la escasez de cosecha dejará muchos jornaleros en casa, y costará organizarse porque el buen precio nublará la vista de muchos. La viabilidad técnica y económica de la mayor parte de las almazaras de la provincia está comprometida por la ausencia de producción y, al igual que animales, plantas, o nuestros antepasados, habrá que avanzar en cooperar para sobrevivir. Las cooperativas padecen un escaso tamaño que las hace vulnerables. El principal obstáculo es la creciente cultura individualista y la ausencia de educación cooperativa. Parte del éxito del sector oleícola dependerá de la capacidad de conseguir una sola cooperativa oleícola por municipio o por comarca mediante procesos de fusión. Se avanzaría mucho si en esta campaña se lograra molturar conjuntamente optimizando instalaciones, trabajando la convivencia y descubriendo que seremos más competitivos si procuramos que a nuestro vecino le vaya lo mejor posible.

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