Cincuenta claveles de Portugal

    04 may 2024 / 09:30 H.
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    Con licencia pero permítanme felicitar a Portugal, ¡parabienes! Cumplió cincuenta años de la revolución de los claveles. Un 25 de abril de 1974 sonó en la radio la canción seña ¡Grândola Vila Morena! Y así empezó la revolución. Si viajo al pasado me reservo ese día para ver los claveles rojos en los fusiles grises. Imagino disparos ya de pétalos y de futura democracia. Portugal es con certeza mi segundo país a elegir aunque llamen al jamón presunto. Y admito que no puedo vivir sin su café, su mantequilla con sal y sus toallas. Me gusta su menú de bacalao, el mejor amigo del portugués, su pollo churrasqueado que pica solo con su palabra piri-piri y me pido de postre las natas (pasteles de Belém) y también las babas de camello. Sostiene Pereira con la fadista Amália Rodrigues que una casa portuguesa, con sus fachadas de azulejos, está bien, con pan y vino sobre la mesa y su olor a alécrim (romero). Leo al poeta Pessoa y anoto: Primero sé libre, después pide la libertad. El portugués pareciera que al hablar susurrara. Envidio al pueblo portugués porque saben llorar el alma con un fado. Enamorar y también reír. Y siempre extraño Portugal por su saudade.

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