Cincuenta años después

26 nov 2025 / 08:11 H.
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Fue en el año 1975, un 20 de noviembre. Y ahora se cumplen 50 años, y a ella, a la pobre España, le da por recordar. Y resulta que a veces, la memoria le flaquea, e idealiza sus cuarenta años de casada, por la iglesia, con el generalísimo (que así le gustaba a él que le llamaran). El caso es que al cumplirse el aniversario de la muerte de aquel hombre con el que tuvo un matrimonio bastante singular, España ha decidido sentarse en su mecedora para hacer balance. Y ha cogido su álbum de fotos para rememorar algunos de los instantes más significativos de aquel tiempo. La última imagen del álbum es la de un funeral. En el retrato ella aparece confusa, sin saber muy bien lo que iba a pasar, ni cómo encarar, en adelante, su vida. No era la primera vez que se quedaba viuda, pero aquel hombre, Franco, dejó una profunda huella en su historia.

Le gustaría compartir esos recuerdos con sus nietos, que tienen una imagen distorsionada de aquellos días, pero ellos no quieren ver el álbum, y ella está muy mayor para escanear las fotos y mandárselas al móvil. Hojeando las páginas hay algo que le llama la atención, alguien ha arrancado algunas instantáneas que recuerda con nitidez. Faltan las fotos en las que su beligerante marido saludaba, marcial, con el brazo, extendido, en alto, y tampoco encuentra aquellas otras que se hizo con Hitler y con Mussolini. La intensa relación que mantuvo con esos viejos camaradas, después le pasó factura, cuando ambos cayeron en desgracia. Y por eso, el hombre, en un arranque de temor seguramente se deshizo de tan comprometedoras imágenes.

Tampoco están las fotos de las cárceles, ni de la represión, ni de las ejecuciones en tiempo de paz, ni del garrote vil, ni de los fusilamientos incluso en plenos años setenta. Alguien las debe de haber arrancado. Últimamente la visitan algunas personas empeñadas en rehabilitar a su difunto esposo. Y hay otras ausencias en el álbum, pero en este caso no es que alguien se haya deshecho de ellas, sino que no existen, nadie pudo captarlas con cámara alguna. No hay fotos de huelgas, ni de manifestaciones críticas, ni de partido político alguno que no fuera el suyo. No hay tampoco imágenes de gente votando en elecciones.

Lo que sí que hay es fotos, de la pareja sonriendo rodeada de militares y de curas, asistiendo a inauguraciones de pantanos o presenciando partidos de fútbol o corridas de toros.

El caso es que una parte de ella, añora aquellos días, y le gustaría volver a vivir algo similar. Pero se le pasa pronto, cuando se toma la pastilla para la memoria (histórica), que le han recetado para estos casos. Y entonces le vienen recuerdos de su convivencia con aquel hombre celoso y represor, que se casó con ella a la fuerza, después de quitarse de en medio al novio que ella había elegido libremente. 40 años como administrador único, amordazando su libertad de expresión y dictándole las normas y controlando lo que hacía y lo que dejaba de hacer. Nítidos recuerdos en blanco y negro que sin duda debería compartir con sus nietos, pero que se diluyen en una catarata de desinformación cuando trata de comunicarse con ellos, lamentablemente sin resultado alguno. En fin, va a tener que aprender a manejar el Tik Tok si no quiere que una relación como aquella se vuelva a repetir, tal vez, en el futuro.

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