Camino de Santiago-Pontones
Uno de los productos turísticos más potentes de nuestro país es el Camino de Santiago. Se trata de una red de rutas de peregrinación que convergen en Santiago de Compostela. Cuenta con un gran valor cultural, histórico y espiritual que atrae a visitantes de todo el mundo. Declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, en torno a sus rutas se dinamiza la economía con alojamientos, restaurantes y actividades culturales, contribuyendo a un importante motor de desarrollo territorial.
En la provincia de Jaén, en una clara estrategia de benchmarking (copiar y mejorar), podríamos emular este Camino de Santiago que en nuestro caso se habría de llamar “Camino de Santiago-Pontones”. Es obvio que nos faltaría el componente atractivo número uno que es el Obradoiro y la Reliquia, pero nada tendría que envidiar en lo que a la riqueza de paisajes, de monumentos, de gastronomía, e incluso en lo espiritual por generar en el alma el mismo efecto que el gallego. Para ello habría que diseñar un mapa de rutas como subproductos que permitieran a los visitantes repetir año tras año, y valorar en redes cuál es el más auténtico.
Es evidente que el que va desde Jaén y pasa por Úbeda y Baeza sería el camino primitivo, o el camino renacentista. Desde la Catedral de Jaén, valle del Guadalquivir hasta la Catedral de Baeza, y desde Úbeda penetrar en el Parque Natural de Cazorla, hasta el municipio de Segura de la Sierra.
Otro camino sería el del Segura, remontando el río desde su desembocadura en Guadarmar, hasta llegar a Fuente Segura, cerca de Pontón Bajo. Pasarían por Caravaca de la Cruz, disfrutando en varias etapas de las regiones de Valencia, Murcia, La Mancha y Andalucía.
Otra alternativa para llegar al destino soñado sería partir de Albacete, pasando por las fábricas de Riopar admirando el nacimiento del río Mundo, acceder a la provincia de Jaén por Siles, y andar de aldea a aldea por las laderas de El Yelmo, hasta llegar a Santiago pasando por Hornos de Segura. Y qué me dicen del camino de los nacimientos, el que va desde donde brota el Guadalquivir hasta donde lo hace el río Segura. Pasar de la vertiente atlántica a la mediterránea rodeado de los bosques encantados del sur.
Admito que resulta ilusorio, pero estoy convencido que el visitante quedaría plenamente satisfecho y la comarca de Segura de la Sierra se vería beneficiada. Con uno de los espacios protegidos más extensos de toda Europa, padece de una despoblación estructural pues pierde un 15% cada diez años. El índice de envejecimiento es del 186,17%, es decir, que por cada 100 personas menores de 15 años hay 186 mayores de 65, cuando la media en Andalucía es del 117%. Se trata de una comarca que requiere de un plan especial de estímulo orientado a rejuvenecer la población. Para ello es necesario los incentivos a la natalidad, la atracción de jóvenes, el fomento del teletrabajo e inversiones en infraestructuras y conectividad.
Como diría el Jose: “Voy a inventarme un camino sin una finalidad, donde haga lo que haga dure lo que tiene que durar”.