Caída de Europa

    15 jun 2022 / 16:00 H.
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    Hay quienes abominan del aula universitaria, donde teóricos eméritos levantan construcciones perfectas, impolutas, sublimes, delicadamente engarzadas Y que sin embargo ¡caen! Caen, cual si un rayo bajara del Olimpo a fulminarlas desde arriba, o como si el más lerdo de los humanos las pateara desde abajo para agravio de su magnificencia. Caen ¡y arden como la yesca! Mutan a erial, triste despojo, ruina. Tan grave y concluyente es la caída que nadie se atreve a sugerir una intervención reparadora o renovadora. Y es que pasó su tiempo; soplan nuevos vientos; es otra época ¡Not now: it’s out of fashion! La estructura de hormigón que soporta el peso de las instituciones sufre aluminosis y hay que volar el edificio. Poco importa que la enfermedad sea cierta o imaginaria. Se produce idéntico efecto: fueran gigantes o molinos de viento, lo cierto es que descabalgaron y descalabraron al caballero. Las instituciones suben y bajan, y cambian. Hace catorce años Dalmacio Negro denunciaba la desintegración del êthos y la caída de Europa, consecuencia fatal de un instalarse ésta —cigarra, que no hormiga— en un bienestar huérfano de cautelas y previsiones. En su alegre y confiada ensoñación, el europeo mantuvo la firme seguridad de que siempre llovería a su favor. Se negó a creer —la otra cara de la moneda— que el Islam, ante la dejación y abandono de los europeos, consideraría a Europa <dâr al sahada>, tierra abonada para la conversión y la ocupación pacífica. En aquellos otoños vascos, mientras, recogido en la biblioteca de Deusto, repasaba un tema de Derecho Civil, ocurría que el nivel de las aguas del río Nervión subía hasta tres y más metros, allí mismo a las puertas de la Universidad, y luego retrocedía hasta confundirse con el océano en Getxo. Durante el tiempo que dedica un universitario a la lectura y comprensión del tema sobre la capacidad del incapaz, la fuerza del mar empuja al río y el río sube de nivel cuatro metros. Las mareas van y vienen y las instituciones vienen y van. Si hoy te vi, mañana no me acuerdo.

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