Basta ya

Nos partíamos las manos aplaudiendo, resistiendo, como dinámicos dúos. Nuestros sanitarios jugaban con su muerte mientras salvaban nuestras vidas. Otras veces amargaban las suyas propias para acompañarnos en la irremediable nuestra. A su vez, otras “personajas” narcisistas e hipócritas, manchando la imagen del templo de la democracia intentando representarlo, les daban pistolas sin balas, escudos de cartón, bragas sin gomas. Y se llenaban los bolsillos. Nos prohibían salir en familia, 2 por acera, tras meses confinados buscando un perro al que sacar, y ellos fumaban puros en restaurantes de lujo. En el coche de a dos, sin salir de la provincia, y más idioteces, basadas en comités científicos fantasmas, que desviaban la atención mientras ellos desviaban a sus cuentas. Nosotros, “los buenos”, encerrados, sumisos y callados; los que alzábamos la voz, éramos insolidarios, “no se podía hacer mejor” ...prometían en eternos discursos las mismas ayudas que en el volcán, y aún hay solicitudes que no se han admitido a trámite. La pareja de moda, el de la paga por invalidez, y el golfo de las tertulias, paseando con el maletín lleno de billetes. Os han pillado, y os habéis burlado de la mayor tragedia reciente, hinchando los bolsillos, y ¿vuestra excusa es y tú más? Idos a la mierda.