Banderas de plástico

    26 oct 2025 / 11:35 H.
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    Lo de Gaza, sin entrar en calificaciones jurídicas, ha sido una atrocidad. Igual que lo que ocurre en Ucrania o lo que, en su día, ocurrió en Bosnia o en Ruanda. Y antes en tantos lugares de este planeta mal habitado por el hombre. Y sí, hay que protestar e interpelar a todos los políticos para que, dejando aparte populismos interesados, planten cara a la barbarie con determinación. Pero que lo hagan sin manipulaciones de opinión y sin enarbolar banderas, porque ninguno de ellos puede erigirse en ejemplo de nada. A mí, que tengo la suerte de estar amparado por la lectura, ningún portavoz de este o aquel partido me tiene que enseñar lo que tengo que gritar en una manifestación, mucho menos lo que tengo que pensar. Soy libre porque no les pertenezco. Los únicos cantos de sirena a los que me rendí, años ha, fue a aquellos con sabor a pintalabios nocturno y a desesperación. Ninguno de nuestros líderes se me antoja tan buen espadachín como para hacerme un siete en la sesera. Sé que estamos a su merced, aplastados por su verborrea incesante y sus sacos de mentiras y desvergüenzas, pero es nuestra obligación mantenernos erguidos para proteger a las flores, porque como escribió Lobo Antunes: no hay mayor desamparo que el de las flores en la oscuridad.

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