Acortar la jornada laboral
El pasado miércoles 10 de septiembre de 2025 el Congreso de los Diputados rechazó el proyecto de ley gubernamental que pretendía reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales sin merma salarial. Esta medida proviene del acuerdo de coalición para formar gobierno suscrito por el PSOE y Sumar tras las elecciones generales del 23 de julio de 2023. En suma, llevamos ya dos años dándole vueltas al tema sin que se haya avanzado de forma significativa.
Con el objetivo de formarnos una opinión informada conviene saber, en primer lugar, de dónde venimos. Fue en 1919 —hace 106 años— cuando se fijó la jornada laboral en 8 horas diarias, a lo largo de 6 días por semana, lo que arrojaba un total de 48 horas semanales. En 1983 —hace 42 años— se redujo hasta las 40 horas, a razón de 8 horas diarias, durante 5 días a la semana. Pienso que si en estos momentos se plantea un nuevo avance no es algo absolutamente descabellado. En este punto conviene recordar que una empresa jiennense —Software Delsol— implantó a partir del 1 de enero de 2020 la jornada de 4 días a la semana, reduciendo las 40 horas semanales a 36 en invierno y 28 en verano. Sé que este es un caso excepcional de una empresa puntera del ámbito tecnológico y, por lo tanto, no extensible a la generalidad de las empresas españolas, pero es algo que no podemos ignorar.
Otro aspecto que deberemos considerar en el proceso de formarnos opinión es lo que ocurre en nuestro entorno más cercano, en la Unión Europea (UE), donde la casuística es muy diversa. En efecto, en Europa hay límites máximos en la duración de la jornada laboral. El promedio es de 32,2 horas semanales en los Países Bajos; 33,6 en Austria; 34,0 Alemania; 34,3 Dinamarca; 34,8 Finlandia o 34,9 en Bélgica. Ciertamente también encontramos ejemplos de jornadas más largas: 39,8 en Grecia; 39,5 Rumanía; 39,3 Polonia o 39,0 en Bulgaria.
¿Qué ocurre en España? Según el Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) pactado por UGT, CC OO, CEOE y Cepyme, la jornada laboral media se sitúa ya por debajo de las 40 horas semanales para 8.933.500 trabajadores. En concreto, 1,1 millones tienen en 2025 una jornada por debajo de las 37,5 horas; 2,5 realizan jornadas de entre 37,5 y 38,5; otros 4,6 millones se situaron en el escalón de las 38,5 a 39,5 horas, siendo unos 300.000 los que trabajan entre 39,5 y 40; incluso, se contabiliza una cantidad similar de empleados que superan las 40 horas semanales. Es más, en los convenios de empresa suscritos hasta el pasado mes de agosto la jornada pactada fue de 37,8 y en los de carácter sectorial de 38,4. En suma, estamos “haciendo un mundo” para conseguir “de iure” algo que ya casi se ha alcanzado “de facto”.
También debemos tener presente en este proceso para formarnos opinión el tema relativo a la productividad —calculada dividiendo el PIB por el total de horas trabajadas— que ha crecido en España, según un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, a una media anual del 0,7% en lo que va de siglo, frente al 1,1 de la UE o el 1,4 de USA. Asimismo, según Eurostat, la productividad por hora trabajada se sitúa en España en un índice 92 sobre una media de 100 en la UE.
¿Tienen ya opinión formada? Yo creo tenerla. Considero oportuno plantearse la reducción legal de la jornada laboral —la real ya lo es, tal y como acabamos de ver—, aunque eso sí en el marco del diálogo social entre empresas y trabajadores, del que ninguno debe desertar. Habrá que contemplar plazos más amplios, huyendo de la urgencia política de algunos, habrá que distinguir las diferencias entre grandes empresas tecnológicas y el sector del comercio o la hostelería, habrá que impulsar programas que incentiven el crecimiento de la productividad. En suma, sí, ha llegado el momento de propiciar avances en la conciliación familiar y el bienestar de los trabajadores, pero sin poner en peligro la viabilidad de nuestras pymes. Por consiguiente, “diálogo social”, “diálogo social” y “diálogo social”. El debate es cómo reducir la jornada laboral y no tanto si estamos o no a favor de la misma.