Abril lluvioso, mayo hermoso

    06 abr 2024 / 09:40 H.
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    Por el bien de todos, ojalá que no se equivoque el refranero, aunque lo suele hacer con demasiada frecuencia. Abril, aguas mil. Nuestra tierra está más seca que la mojama, nuestros pantanos son la radiografía de una anchoa, y ejemplos como estos se pueden contar por miles. Que llueva, la Virgen de la Cueva, los pájaros cantan, las nubes se levantan es una canción de nuestra infancia que está metida en el baúl de los recuerdos de nuestra popular Karina. El cambio climático nos está dejando para el arrastre, o sea, un desastre y tiene la culpa de que sólo llueva de higos a brevas. “Ojalá que llueva café en el campo” está bien para la canción de Juan Luis Guerra, pero el agua de las nubes, que no de los cafetales se otean por el horizonte, una señal inequívoca de que lloverá como Dios manda. Abril aguas mil, un refrán emparentado con la esperanza, y ésta nunca debemos de perderla, aunque también es verdad que Dios aprieta, pero no ahoga. Que llueva hasta tal punto que el Ojo del Buey haga de la carretera de Jabalcuz una laguna interminable de la carretera que da acceso a Jabalcuz.

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